Se habla de diálogo porque sólo se
conoce el cerebro de la palabra
y del pensamiento lógico. De hecho,
se puede dialogar, hablar y hablar,
sin llegar a un acuerdo o a una acción.
Para llegar a un acuerdo sobre
lo que se hará, se necesita reconocer las
emociones de rabia y tristeza, presentes
en todo conflicto, y que nos hacen
sentir inseguros. Después de reconocerlos
es cuando se puede iniciar un diálogo,
usando las diferentes inteligencias para
así lograr acuerdos y decidir qué hacer.