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LOS CUATRO PUNTOS ESENCIALES
para los padres emocionalmente inteligentes

Los siguientes cuatro puntos no son solamente para leer, sino más bien para practicar, para
poner un aviso en la nevera, para recordarse de hablarlos en familia y captar que son como
un mapa esencial para este territorio emocional.

Para llegar a ser padres emocionalmente inteligentes, vamos a tratar con los cuatro puntos
que consideramos esenciales. Para ser emocionalmente inteligente una persona necesita:

•      Valorizarse a sí mismo y a su rol.
•      Poder llevar el fenómeno de querer-desear hasta alguna satisfacción.
•      Poder manejar el bloqueo de poder reflejado en lo que llamamos la rabia y la tristeza, y
•      Poder amar con alguna de las tres caras del amor.
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PRIMER PUNTO: La importancia de valorizarse a si mismo y el rol de ser padre.

a) El rol de los padres como co-creadores. Ser padres es algo espiritual, es el cuidado de la creación
de la vida. Significa honrar la creación amplia del infinito que llega a tu presencia como algo finito,
tu hijo.

Es una co-creación espiritual, “en la imagen de Dios”.
Es una co-creación biológica, del amor hecho carne.
Es una co- creación social en la familia, en la escuela, en el trabajo, en la sociedad, en las artes y en
la vida humana. Cuán grande es el impacto de los padres en la co-creación de nuestro mundo al
nutrir y proteger la vida que llega a su presencia!

b) La importancia del rol de ser padres. Los padres son los primeros en amar, los primeros en
enseñar, y los primeros que ayudan a sostener la vida, al menos por varios años.

Hasta ahora la palabra padres ha sido asignada al que biológicamente, por adopción o por ser
padre substituto, da un hijo al mundo. Tenemos varios nombres pero ninguno dignifica, ni honra,
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ni comunica la plenitud de este asunto de cuidar y ayudar a un niño. Nadie parece celebrar a los
que han dado la vida a un nuevo ser humano, a una nueva vida. Si la sociedad todavía no
reconoce este gran rol de enseñanza y protección de sus recursos, cada padre-madre necesita
valorizar la importancia de su propio rol.

Hónrate a ti mismo como el primer maestro, el primer nutridor, el guía de la vida misma. Más
que criar un hijo, estas guiando la VIDA MISMA en la forma que te fue presentada como tu hijo.

SEGUNDO PUNTO: Manejar el querer-desear hasta cerrar con alguna satisfacción.


¿Qué es esto de querer y desear? - ¿Cuánto podemos desear?
¿Es bueno o malo desear? - ¿Hay deseos necesarios, innecesarios, justificados?

La respuesta cultural es que algunos deseos son buenos, aunque queda sin aclarar cuáles son.
Qué bueno que el niño quiera tomar su leche cuando es un bebé, pero no es tan bueno que
quiera los juguetes de su hermano.
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¿Querer demasiado es ser consentido, egoísta? La respuesta cultural es si. Nosotros aseveramos
y ya lo hemos dicho, que querer-desear es vital. VITAL. Es igual a la vida misma. Es vital porque el
querer-desear es un fenómeno fisiológico, necesario para la existencia de la persona misma. Más
precisamente, desde el momento del nacimiento, la misma estructura fisiológica requiere sentir
sed, hambre y sueño y requiere que querramos obtenerlos. Una madre muy enferma puede
extender su tiempo de vida con el sólo deseo de ver una vez más a su hijo.

Es en el cerebro Límbico en donde se están produciendo la mayoría de nuestros químicos
naturales. Cuando dejas de querer, cuando te falta placer, dejas de producir los químicos naturales
que mantienen las conexiones en todo tu cerebro, que a su vez mantienen el cuerpo y la salud.
Por ejemplo, sin querer-desear y lograr el placer y el entusiasmo se pierden las endorfinas, las
oxitocinas y la dopamina, y más especialmente la serotonina. Sabemos por investigaciones que
las personas que se suicidan presentan una falla de serotonina en el cerebro.

Al entrar en un estado de estrés, el cuerpo responde al fenómeno de huir-atacar. Con estrés se
pueden sentir síntomas corporales, como dolores de cabeza o de cuerpo, insomnio o tensión
muscular.
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Hay investigaciones que indican que el cuerpo responde específicamente:
la corticotropina del hipotálamo afecta la pituitaria, que a su vez llena el torrente sanguíneo con
cortisol, adrenalina y norepinefrina (tóxica al corazón) y cierra las funciones que no son de
emergencia, como la digestión y la inmunidad. El efecto de estos químicos internos es
prepararnos al fenómeno conocido como huir-atacar. Estas drogas, aunque útiles en emergencias
serias, son las que utilizamos continuamente en respuesta al estrés y pueden debilitar seriamente
nuestras respuestas inmunológicas. Un león no nos ataca todos los días.

Hay una demanda continua del cuerpo por placer y relajamiento. Los muchachos que buscan
drogas artificiales puede ser que no tengan acceso a suficientes químicos naturales o puede ser
que no hayan aprendido desde la infancia que se puede lograr satisfacción constantemente en
las pequeñas cosas de la vida diaria. Es importante comprender que este fenómeno de querer,
desear o motivarse es básico. Dejemos de castigarnos por querer; dejemos de juzgarlo como
demasiado, como inapropiado, como inadecuado. Necesitamos querer-desear y entusiasmarnos
para existir, vivir y motivarnos. La motivación está muy valorada en el mundo adulto del
aprendizaje y la industria, pero olvidamos que ésta se inicia fuertemente en el niño desde que
tiene 2 años, por medio del querer y desear.
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¿Qué hacer entonces con nuestra programación cultural de que querer-desear es ser una persona
consentida, una persona egoísta? Observemos con más cuidado: una persona consentida es
alguien que deja de compartir con otro; sólo se da a si mismo y rehúsa dar al otro. Lo importante
es que podamos consentirnos y compartir: no son exclusivos. De hecho mientras más me doy,
más estoy en condición de compartir. Es aprender a hacer los dos actos: darse a sí mismo y
también dar al otro.

¿Qué hacer entonces con nuestro querer-desear? ¡Aprender a Cerrar! Aprender a cerrar sobre
alguna satisfacción. Nunca dejar de desear-querer cuando estás involucrado en una actividad que
te entusiasma, sino lograr tanta satisfacción como sea posible. ¿Una satisfacción? ¡Al menos una!

¿Cómo?
Lograr satisfacción es simplemente ponerle un cierre a las vibraciones del deseo del cerebro
Límbico, igual que la conclusión es un cierre a las vibraciones llamadas pensamientos del
hemisferio izquierdo de la Neocorteza; o enmarcar es poner un cierre a las imágenes del
hemisferio derecho. Nunca concluyes todos tus pensamientos, ni enmarcas todas las imágenes.
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Hay tendencia a pensar que hay que satisfacer todos los deseos. Simplemente se hace lo mismo...
se dejan pasar varios pensamientos, imágenes y se dejan pasar también deseos sin satisfacer.
El querer-desear generalmente sigue sin fin, o se salta de un deseo al otro, así que tenemos que
intervenir conscientemente. Se aprende a limitar el querer para no sobre-extenderse o no hacer
daño al otro. Queremos muchas cosas y no logramos satisfacción con todas, pero alguna
satisfacción sí. Si logras hacerlo contigo mismo, entenderás que el niño o adolescente no tiene que
recibir en regalos todo lo que quiere, sino que más bien necesita ser ayudado para que consiga
alguna de las cosas que quiere. Por ejemplo: hijo, ¿cómo vas a economizar para comprarte ese
juguete? ¿Lo vas a negociar o lo vas a obtener por trueque?. Yo te doy ésto y tú ¿qué me das?
El punto es comunicar y actuar que querer-desear es bueno y satisfacer es posible con esfuerzo,
en algunos deseos.
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TERCER PUNTO: Los bloqueos del poder.

Cuando el querer-desear está bloqueado, está bloqueado tu poder.



Puedes reaccionar activamente con frustración, rabia, angustia o reaccionar pasivamente con
tristeza y energía baja hasta llegar a la depresión. El que está frustrado quiere algo; el que esta
triste ha perdido algo.
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A. ¿Qué hacer con la frustración, rabia o angustia?

Tomar conciencia de que si estas frustrado, es porque quieres algo.

1.      Entender lo que se desea y dar/buscar ayuda
        Si estás bravo, estás queriendo algo. Puedes ser tú o tu hijo; busca lo que tú quieres o lo que
        tu hijo está queriendo. Enfoca sobre el deseo para resolverlo, no enfoques repitiendo tu
        frustración. Si es que no hay manera de que tu pareja salga a tiempo para ir al cine y llegas
        siempre azorado y tarde a la función, pídele si sería posible salir media hora antes para llegar
        a tiempo al cine. Si tu hijo quiere salir esta noche y no puedes prestarle el carro, ayúdalo a
        lograr satisfacción. ¿Cómo puede él llegar donde la novia? Si no tiene una buena nota en
        Castellano, ¿la podrá lograr en Matemáticas? Si tiene que lograrla en Castellano, ¿cómo lo
        puedes ayudar?

2.      Buscar un Yo Puedo. Si uno no logra lo que quiere, hay que buscar al menos un "yo puedo"
        o algo que me guste. Tu hijo puede llamar por teléfono a la novia para que ella lo busque o
        encontrar un amigo que lo lleve. El punto es no dejar un querer profundo sin atender; de otra
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        manera nos quedamos en la falla, en la negatividad o la frustración. Es fundamental aprender
        a proteger el poder personal en vez de ser víctima de cualquier situación.

3.      Dárselo a sí mismo. Si tu hijo está pidiéndole algo a otra persona: a un familiar, a un maestro,
        a un hermano y ellos rehúsan darle lo que él quiere, nuestra propuesta es que aprenda a
        dárselo a si mismo, sin tropezar con los derechos del otro.

4.      Recordar que generalmente hay una serie de deseos involucrados en cualquier malcriadez o
        frustración-rabia-violencia. Podemos ayudarlo a que busque entre todos estos deseos-
        demandas "lo que realmente quiere" y que logre alguna satisfacción.

Esta práctica de resolver la frustración es clave para el individuo, la familia y la sociedad. Nosotros
pensamos que es la única práctica que tiene una oportunidad real de reducir la rabia, el odio y la
violencia tan evidente hoy en día en todas las sociedades.

Ojo: Si practicas la satisfacción solamente para quitarte de encima momentos de frustración o
rabietas, están enseñando a chantajear. Lo que hay que hacer cuando un niño pequeño tiene una
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rabieta o llora, es darle contención (abrazarlo) al niño con tu cuerpo y con tus brazos. En la
adolescencia puedes ofrecerle empatía, tiempo para calmarse y un tiempo para conversar
y negociar.

B. ¿Qué hacer con las ondas bajas, la tristeza, el desánimo?

1.      Saber que las vibraciones de la energía son de ondas altas y de ondas bajas, por lo que las
        ondas bajas son normales y no deben ser llamadas "negativas". Tampoco debemos tener
        miedo cuando nosotros estamos tristes o cuando los niños están tristes. El punto es no
        quedarse en la tristeza no sabiendo como salir de ella.

2.      Saber que la tristeza es siempre una señal de haber perdido algo. Puede ser la pérdida de
        éxito, de auto-estima, del cariño de un hermano o de un maestro, sentir pérdida por el
        rechazo de un amigo en la escuela, pérdida de éxito debido a un bajo rendimiento escolar,
        pérdida de aprobación de los padres, etc. Es bueno saber que nos ponemos tristes con las
        pérdidas, sólo porque hemos amado estas personas o cosas. Si no nos importaran, no les
        haríamos caso. Mientras más los amo, más los deseo, más me afecta la pérdida.
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3.      Si hay tristeza en ti o en tu hijo, felicítate y felicita a tus hijos por ser sensibles, por haber
        querido y haber amado algo o a alguien. Ser sensible y amar son valores en sí que cada ser
        humano necesita y que la sociedad también necesita. Son básicos para la compasión. La
        tristeza se sana.

4.      Si has perdido algo o alguien, revisa si hay aprecio por él o ella todavía. Si aprecias lo que
        amaste, mira bien si lo deseas todavía. Si lo deseas, sigue buscándolo. Ayuda al niño a hacer lo
        mismo, sea con un amigo, una nota mejor en una materia, la aprobación de un maestro o
        hermano etc. Sentir pérdida puede servir como señal de que todavía hay deseo por obtener
        lo que se cree perdido, y es la indicación para seguir moviéndose hasta lograrlo.
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CUARTO PUNTO: Poder manejar Las Tres Caras del Amor.

Amar se entiende como el afecto, las sensaciones de atracción, de calor, de sentirse bien, de querer
cada día más.

Cuando nace el bebé, en los primeros años hay una fuente inagotable del afecto del cerebro
Límbico, de amar, querer abrazar, besar, estar cerca, mimar, sentir calidez, simplemente al mirar al
bebé; por supuesto hay noches y momentos difíciles, pero el afecto queda más o menos intacto.
Más adelante, cuando el niño cumple 2, 3, 4 años, nos asalta la duda de la Neocorteza: ¿este niño
será inteligente? ¿Será un niño fácil, fuerte, difícil? Nuestras expectativas empiezan a aparecer.
La duda y el cuestionamiento junto con las expectativas, empiezan a reducir el afecto incondicional
tan puro y bello. Más tarde puede venir la agresividad con los juguetes, los hermanos, los amigos,
fallas en la escuela, rabietas, respuestas no aceptables, comportamientos no aceptables; en fin,
empiezan los retos de ser padres, rol principalmente basado en la inteligencia académica y el
comportamiento social, pero el reto de ser emocionalmente inteligentes para los niños, no se
reconoce. Nos fijamos principalmente en el comportamiento, sin darnos cuenta de que es la
emoción la que dirige el comportamiento.
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No estamos poniendo en duda nuestro amor por nuestros hijos, pero sí estamos tratando de
aclarar que el afecto puro y bello no existe las 24 horas del día, ni 7 días a la semana. Cuando falla
el afecto es útil saber cómo es que la Neocorteza y el cerebro Básico pueden ayudarnos. Cuando
hay pataletas en la infancia o etapas difíciles como la falta de respeto tan común en la adolescencia,
o en cualquier enredo en el que como padres no estemos sintiendo amor, tenemos el recurso de
poder enfocar rápidamente en algo que apreciamos; buscamos con la Neocorteza del pensamiento
agudo algo que nos gusta de nuestros hijos. Creemos que el aprecio es un arma secreta para
calmarnos, para tener tolerancia durante la dificultad y para quedarnos con ellos en cualquier
evento, sea pataleta o desilusión o etapa difícil.

El tercer punto es que cuando no estamos sintiendo afecto, tenemos el recurso del cerebro Básico,
que es acompañar, es estar con ellos durante la dificultad. Necesitamos desenfocarnos o
desengancharnos, pero ni darnos por vencidos ni seguir con la frustración-rabia o tristeza-desilusión
hasta la violencia o la depresión. Ni golpearlos, ni botarlos de la casa o concluir que no sirven para
nada. No se puede sentir afecto auténtico con los niños en todo momento. Es mejor admitirlo y
calmarse, refugiándose en el aprecio o en el acompañar. Saber que apreciar es amar y que
acompañar también es amar, te libera la presión y te permite volver a sentir el afecto de nuevo.
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En conclusión tienes tres maneras de amar: aprecio (con la Neocorteza), afecto o amor (con el
Límbico) y acompañamiento (con el Básico).

Diciéndolo de nuevo: Una persona emocionalmente inteligente puede valorizarse a si misma,
puede llevar el fenómeno de querer-desear hasta alguna satisfacción, puede manejar el bloqueo
de poder llamado rabia y tristeza y puede amar con cualquiera de las tres caras del amor.
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