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EL CEREBRO BÁSICO DEL COMPORTAMIENTO EN LA CASA

Lo que los padres necesitan saber sobre el sistema-R o cerebro Básico:

1.      Tú estás asumiendo un rol. No sólo nació un bebé sino que “yo soy padre” o “yo soy madre”:
        yo soy yo y además tengo un nuevo papel que asumir y que añadir a los otros que tengo en
        mi trabajo y con mi esposa o esposo.

2.      Tus acciones y tu comportamiento van a ser imitados.

3.      Tus valores serán transmitidos a través de la repetición de tu conducta, (rutinas y rituales)
        no a través de tus palabras.
4.      Los parámetros son necesarios para protegernos de cualquier daño y para permitirnos
        desarrollar nuestras habilidades. Por ejemplo las rutinas - estables y flexibles.
5.      El buen comportamiento se aprende y se refuerza con ayuda, no con la presión ni la
        exigencia.
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Características del CEREBRO BÁSICO

En este cerebro de actuar y reaccionar veremos claramente las diferencias que existen entre el
pensamiento, la imaginación, el sentimiento y la acción.

La acción es un fenómeno en sí mismo. El conocimiento y el sentimiento pueden tener influencia
sobre la acción. Igualmente la acción puede influir en el sentimiento y el conocimiento; sin
embargo, ni el conocimiento ni el sentimiento pueden sustituir a la acción porque la acción
proporciona un feedback único, diferente del feedback que recibimos del conocimiento y del
sentimiento.

El cerebro Básico es el cerebro del movimiento, y lo tenemos en común con los reptiles, con las
culebras, con los animales de sangre fría. Está formado no por axones y dendritas como la masa
de la Neocorteza, sino por tres partes bien definidas: el Ganglio Basal, el Tallo Cerebral y el
Sistema Reticular Activador.

El cerebro Básico gobierna la parte de atrás de nuestro cuerpo, desde la base del cerebro hasta
el coxis. Es el cerebro del comportamiento, de los rituales, de las rutinas. Es el cerebro que nos
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hace alejarnos de algo o de alguien sin entender porqué, "instintivamente" decimos. Este
cerebro es una parte de lo que hemos llamado el "inconsciente"; es la zona de trabajo de Jung y
de Erickson.

Este cerebro es el que nos hace defender nuestro lugar en la mesa, nuestra silla para ver
televisión y nuestras pantuflas viejas. Es el cerebro que nos hace ir a la oficina todos los días, el
cerebro con el que actuamos, con el que manejamos un carro "sin darnos cuenta" como decimos
también. Es el cerebro de la familia, de la sociedad, de la escuela, del grupo, de las bandas de los
adolescentes.

Las aberturas correspondientes a este cerebro son los poros de la piel. Creemos que la piel nos
protege, pero no nos damos cuenta de que son millones de poros, de aberturas, las que nos
cubren.

En la casa estamos impactados los unos por los otros; estamos en una bañera común de energía
y tomar conciencia es darnos cuenta de que estamos continuamente en conexión el uno con el
otro en nuestro cerebro Básico y que saber dejarnos afectar los unos por los otros es el gran
secreto del cerebro Límbico. La calidad de nuestra vida depende de que tomemos conciencia de
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que ya estamos unidos y estemos dispuestos a mejorar nuestra comunicación. Si me dices que
estás bravo conmigo, lo sé, pero este cerebro más básico no tiene una manera de comunicarse,
así que tenemos que saber que estamos conectados, hablemos o no, lo disimulemos o no, y
tenemos que mejorar activamente la calidad de la energía que nos rodea. No podemos “no ver”
como se siente el hijo, o pretender que nada esta pasando y seguir disfrutando una vida grata.

El lenguaje o la manera de comunicarse de este cerebro es a través del entorno que hemos
creado para nosotros, de nuestro comportamiento, de nuestra estructura corporal y de
nuestros sueños,
que revelan tanto nuestro presente como las huellas de nuestro pasado. Estos
tópicos requieren de nosotros mucha observación, mucha auto-observación, mucho darnos
cuenta, mucha sutileza, mucho respeto, mucha flexibilidad.

Nuestros roles, nuestras rutinas, revelan en qué acciones nos sentimos más seguros. Nuestra
estructura corporal dice mucho de nosotros. Por repetición creamos estructuras más deportistas,
más sedentarias, reflejamos alimentación comedida, posturas erguidas o agachadas, a las que
nos hemos acostumbrado.
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